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Cómo organizar un congreso sin que te deje tu pareja

11/21/2012

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El 1r Congreso Internacional ARDIT de Medievalistas Predoctorales “Los espacios del conocimiento: aproximación interdisciplinaria al pensamiento medieval” se celebró en Barcelona los días 14, 15 y 16 de noviembre. Manera formal de decir que el encuentro que tantos meses llevábamos preparando por fin se hizo realidad la semana pasada, dejándonos una sensación muy dulce –por todo lo positivo que nos hemos llevado de esta experiencia, que es mucho- con su justo puntito de “agri-”, que, por suerte, se reduce a la resaca post-congreso que resulta de centrar tus energías durante tanto tiempo en un evento que pasa en tres días. Hay muchas cosas a comentar. Como coordinadora, que ha sido mi tarea en esta actividad (una de las muchas de Ardit), me quedo con dos puntos:

Acto primero. Cómo organizar un congreso.

Viéndolo en perspectiva, solo puedo dar una respuesta: con suerte. Suerte de haber podido formar un grupo como Ardit, donde compartimos un proyecto que nos une por encima de todo aquello que podría separarnos, y donde pretendemos articular lo que normalmente aparece desunido. Suerte de que nuestros profesores ya tuvieran esta tendencia, pues supone un reflejo en el que podemos valorar, anticipar y, por lo tanto, decidir qué queremos conseguir y cómo queremos hacerlo. Por supuesto, suerte de que la dirección de un máster y tres instituciones de prestigio nos hayan apoyado desde un principio, y más suerte aún de que estas instituciones estén integradas por profesores que respeten nuestro trabajo y apuesten por nuestra aportación al conocimiento. Acabo por donde he empezado: suerte de tener unos compañeros que se han implicado incluso más de lo que podían, aunque estuvieran de estancia fuera del país o se encontraran en plena excavación, pese a tener que entregar artículos, traducciones, o cualquier otro de los muchos compromisos que reproducen más de lo que quisiéramos la palabra deadline en nuestras agendas.

Es cierto que a lo largo de estos meses varios sucesos han amenazado el buen funcionamiento del congreso o han hecho más complicada su organización, empezando por una huelga general en la propia jornada inaugural, de manera que nuestra sensibilidad apocalíptica se ha desarrollado hasta el punto de empezar a creer que los mayas habían errado sus predicciones por un mes. Si hemos podido organizar un congreso internacional pese a las dificultades que ello supone es  gracias al trabajo y la ilusión de muchos miembros de Ardit, sin olvidar a todos los que nos han ayudado, que no son pocos. 

Acto segundo. Sin que te deje tu pareja, tu jefe se moleste y la relación con tus compañeros se resienta

Ahora entiendo perfectamente que la coordinadora del último congreso al que fui fuera capaz de decir mis apellidos, el título de mi ponencia y el tema de mi tesis solo con darle mi nombre en la mesa de recepción. Ante la cara de sorpresa que debí poner, su respuesta fue una sonrisa (de medio agobio, por cierto) acompañada de una frase tipo “os he tenido tan presente estos meses en mi día a día que parece que os conozca de toda la vida”. Exagerado, ¿no? Eso pensé yo hasta que, hace cosa de un mes, esa frase me vino a la mente al verme borrando un correo en el que respondía una consulta de un ponente. Tuve que volver a la formalidad exigida y olvidar mi impulso inicial de escribirle, cual amigo de toda la vida: “¿qué, cómo va todo? ¿Ya has escrito tu ponencia o vas a seguir la tradición de acabarla en la habitación de tu hotel la noche anterior? Mira que eso tiene riesgos, ¡eh! Este junio estuve en un congreso en Madrid con una compañera de Ardit y a ella le desconcentró bastante lo que estaba pasando en la habitación de al lado…”.

Hay experiencias que cambian irremediablemente tu valoración de las cosas. Ahora que he andado un rato en esos zapatos, entiendo lo que llega a obsesionar y absorber la organización de una actividad en el que tantas personas han puesto muchísima ilusión y gran parte de su tiempo. El reto no era solo  garantizar que el congreso saliera bien, entendiendo aquí por “salir bien” no cometer muchas pifias que lleven al descontento, entre otros, de nuestros “papis” académicos, que es, a fin de cuentas, por los que nos vamos a sentir juzgados. El verdadero reto era llegar a organizar una actividad provechosa para todos, donde se respetara realmente el trabajo de los participantes, sin por ello acabar haciendo un encuentro soporífero donde nos definieran el formalismo y la seriedad –que no son garantía de calidad, sino más que de aburrimiento.  Conscientes de ello, hemos querido permitirnos (porque poderse, siempre se puede, solo hay que querer) organizar un acto con un ambiente relajado, en el que también tuvieran cabida actividades que nos hicieran partícipes de las distintas maneras de «sentir» (escuchar, saborear, ver…) la Edad Media que los participantes podían ofrecernos.   

Sinceramente, no recuerdo muy bien cómo acabé coordinando este primer congreso que ha organizado Ardit, pero desde que se me encomendó la tarea supe que había muchas expectativas que cumplir, de las cuales señalo especialmente dos: las de los investigadores predoctorales que decidieran compartir su trabajo con nosotros, a los que les debemos unas jornadas que, sin duda, serán el inicio de futuros proyectos, y las de mis propios compañeros de Ardit, cuya satisfacción era una de las cosas que más me importaban (todo un desafío si tenemos en cuenta que se trata de un grupo exigente que, si se siente decepcionado, no tiene reparos en dar a conocer su valoración).  

El trabajo de todos estos meses, como es lógico, ha dado lugar a encuentros y desencuentros, a momentos de apoyo y de cansancio, a más de una reprimenda de jefes y directores de tesis por el tiempo empleado no precisamente en el doctorado, a la frustración de nuestras parejas por su sensación de abandono y a la desesperación de nuestro círculo de amistades por nuestras conversaciones monotemáticas y la frenética e ininterrumpida actividad de nuestro correo electrónico. Pese a todo, y sintiendo las molestias causadas a amigos, parejas y directores de tesis, huelga decir que el tiempo y el esfuerzo han merecido la pena.   

Noemí Barrera
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Medieval resource of the day

11/7/2012

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This week we would like to share with you a great opportunity to study in the most prestigious universities of the world, and you can do it without leaving the comfort of your home!

Here you can check some courses that may be of interest to medievalists, and here you can watch a course about Early Middle Ages taught by Paul Freedman.

Learn and enjoy!
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Monday medieval quiz

11/5/2012

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Let's face it, last week's quiz was pretty easy, nevertheless congratulations to our friend Thelos O'Rate who was the fastest!

Today we'll make it a bit harder and funnier... here it goes (and the answer this time must say who? where? when?):

1) They were three sieblings, they died -quite horribly- together, they are allegedly buried together in a church.
2) The church is in front of one of the gate towers of the very medieval and renowned walls of a city
3) That specific gate tower (the tower, not the gate!!) is named after a poor beast that died in front of it after walking non-stop for more than 24 hours carrying the dead body of a saint who was finally buried in that same church

Well, who where the three sieblings? (Extra points for answering the rest of the riddle!)

Ok, ok, in case you need it, there goes another clue...
Imagen
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No diga friki, diga medievalista.

11/1/2012

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Los que trabajamos el mundo de la Edad Media nos encontramos bastante a menudo con preguntas y reacciones que dejan claro la visión sesgada que se tiene de la época. A la incredulidad de dedicarnos a cualquier rama de las Humanidades se añade el hecho de centrarnos en un “pequeño” periodo del cual se transmiten sobre todo tópicos.

Dejémoslo claro desde el principio: gran parte de la culpa es nuestra y de las generaciones anteriores, por no habernos dedicado a hacer una buena difusión y no haber valorado correctamente nuestro trabajo. Que mil años dan para mucho, pero a veces parece que nos interese guardárnoslo para nosotros. Por otro lado, huimos de los tópicos como de la peste (y aquí se podrían hacer bromas muy apropiadas, pero soy seria y me las callaré) pero perdemos de vista que si dedicaramos tiempo a desmentirlos, empezaríamos una muy necesaria tarea de divulgación.

Hechas las autocríticas, vayamos al tema. No somos unos bichos raros. No, en serio. Somos investigadores, y cada vez que alguien usa la expresión “es que estamos volviendo a la Edad Media” de forma peyorativa, algo muere en nuestro interior. Es la demostración de que algo no estamos haciendo bien y de lo poco que se conoce esta época.
Otra buena manera de matar de un infarto a un medievalista es preguntarle si “algo” existía en la Edad Media. Por ejemplo, ¿existía la medicina en la Edad Media? Definitivamente algo estamos haciendo mal si podemos imaginarnos un médico romano pero no uno medieval.
Tampoco son pocas las personas que asocian la Edad Media con caballeros, castillos y princesas, olvidando aproximadamente al 95% de la población de la época.

Y es que demasiado fácilmente se han reducido mil años a un único atuendo, una única religión y, sobre todo, un conjunto de barbaridades que parece sólo tienen cabida en la Edad Media. Por poner un ejemplo, no es difícil encontrar museos de la tortura y la inquisición (ah, sobre este punto podríamos hablar largo y tendido, y espero que lo hagamos) en las ciudades europeas, olvidando que tuvieron un papel protagónico en la época moderna. Casi cualquier barbaridad que podamos pensar sobre la Edad Media, la podemos encontrar también en épocas anteriores o posteriores, pero por algún motivo esos mil años de “oscuridad” se llevan toda la mala fama.

Como investigadores deberíamos plantearnos en serio la difusión de esta época y empezar a destruir mitos utilizando todos los recursos posibles. Gracias a las nuevas tecnologías tenemos nuevas maneras de llegar a la gente e incluso de hacerlo más ameno. Por ejemplo, la Universidad de Rice propone un nuevo curso para dar a conocer las sagas escandinavas de una forma atractiva e innovadora: http://english.rice.edu/Content.aspx?id=2147483658 Y quizás deberíamos seguir su ejemplo.
Bueno, vale, tal vez sí que seamos un poco frikis.

Clara Jáuregui

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